
Lograr resultados sobresalientes en la creación de valor depende de la claridad del plan estratégico y de la calidad del talento humano dentro de la organización.
El modelo Marco Polo es una herramienta que define las competencias personales y habilidades profesionales del capital humano que se requieren para lograr la excelencia en la ejecución al tiempo que construye una cultura organizacional en la que el talento es motivado, medido y recompensado en función de su rol en el proceso y su aporte a la creación de valor medido a través de los Índices de Gestión Estratégica IGE.
Las competencias son la base de la cultura y comportamiento organizacional y su función es lograr un equipo de trabajo que se desempeña mejor frente a diferentes situaciones y con mejores resultados.
Identifican las calidades (motivación, valores, etc..) de las personas y como deben estar presentes en la organización.
Las habilidades profesionales son la base de conocimientos fundamentales para cada cargo y enmarca el perfil que debe tener cada individuo para desempeñar sus funciones.
Son necesarias para desarrollar las actividades del cargo en forma efectiva con un desempeño superior.
Van más allá del conocimiento básico de una función específica.
Tanto las competencias personales como las habilidades gerenciales se diseñan y ajustan de acuerdo con cada tipo de organización, su filosofía, misión y valores.